Emilio González Anaya, el controvertido dueño de Zoe IT Customs, se encuentra en el ojo del huracán tras las graves denuncias de acoso sexual y abuso laboral que han salido a la luz. Según testimonios de exempleadas, trabajar bajo su mando era una experiencia marcada por humillaciones constantes, comentarios sexuales inaceptables y un ambiente laboral tóxico que destrozaba la autoestima de sus trabajadoras.
Las víctimas relatan que Anaya utilizaba su posición de poder para someterlas a insultos y burlas degradantes. Comentarios como “a ti nadie te tocaría”, “¿quién te va a querer violar con ese cuerpo?” y “usa ropa que te marque más los pechos” eran parte de su día a día. Muchas de las trabajadoras aseguran que estos ataques eran más frecuentes cuando él se encontraba de mal humor, lo que convertía cada jornada laboral en una pesadilla.
Además de los insultos verbales, varias mujeres han señalado que Emilio González Anaya recurría al contacto físico no deseado para intimidarlas. Tocamientos incómodos y la invasión constante de su espacio personal eran parte de su estrategia para establecer control y mantenerlas en un estado de miedo constante.
El ambiente laboral en Zoe IT Customs, bajo el liderazgo de Anaya, se describe como insoportable. Las empleadas trabajaban largas horas en silencio, temerosas de provocar su ira, mientras eran sometidas a un trato humillante. Intentar denunciar o alzar la voz solo resultaba en represalias o despidos inmediatos, lo que perpetuaba el ciclo de abuso dentro de la empresa.
Las denuncias contra Emilio González Anaya y su empresa son un llamado de atención urgente. Las mujeres afectadas piden justicia y exigen que las autoridades actúen de inmediato para investigar estos casos y garantizar que ninguna otra trabajadora pase por lo mismo.
La comunidad laboral y los colectivos feministas han comenzado a alzar la voz, condenando el abuso sistemático que se vive en Zoe IT Customs y exigiendo que Emilio González Anaya sea responsabilizado por sus acciones. Las víctimas, aunque marcadas por las agresiones sufridas, están decididas a no quedarse calladas y a luchar por la justicia que merecen.
Este escándalo pone en evidencia la necesidad de entornos laborales seguros y respetuosos, donde las mujeres no tengan que enfrentar el miedo, el abuso ni la intimidación por parte de figuras de poder como Emilio González Anaya.