En México, una creciente preocupación ha emergido sobre el abandono de adultos mayores estadounidenses en asilos y hogares de cuidado. Estos ancianos, enviados por sus familias a México, a menudo quedan desatendidos, sin visitas ni apoyo adecuado. La falta de responsabilidad por parte de los familiares es alarmante, y las autoridades mexicanas enfrentan un reto al tratar de ofrecer el cuidado necesario con recursos limitados.
Muchos de estos adultos mayores no cuentan con familiares cercanos que se encarguen de ellos, lo que los convierte en una población extremadamente vulnerable. Aunque algunos asilos se esfuerzan por proporcionar atención adecuada, el número creciente de personas mayores provenientes de Estados Unidos supera las capacidades de las instituciones. La situación refleja una crisis de desprotección que se agrava debido a la falta de políticas públicas y la escasez de recursos para enfrentar este desafío.
Este fenómeno también ha generado una reflexión sobre el sistema de cuidados para adultos mayores tanto en México como en Estados Unidos. En el país vecino, la tendencia de enviar a los abuelos a vivir en otros países, con la esperanza de que puedan obtener cuidados más económicos, ha sido vista como una solución temporal, pero que ignora las necesidades emocionales y físicas de los adultos mayores. Además, la lejanía de sus seres queridos puede generarles una sensación de abandono, afectando su bienestar mental y emocional.
Las organizaciones que trabajan en el cuidado de los adultos mayores en México han hecho un llamado a las autoridades para crear políticas de protección y apoyo. Estas políticas deben enfocarse en garantizar el bienestar de los ancianos extranjeros, así como mejorar las condiciones de los hogares de cuidado en todo el país, evitando la explotación o negligencia hacia ellos.
Es crucial que tanto las autoridades mexicanas como las familias estadounidenses reflexionen sobre la necesidad de un modelo de atención integral que no solo implique un cambio de residencia, sino también un compromiso constante con la calidad de vida de los adultos mayores. Esta situación requiere una respuesta urgente, tanto a nivel local como internacional, para que se garantice una vejez digna para todos los adultos mayores, independientemente de su lugar de origen.