La inflación en México continúa mostrando señales de desaceleración al finalizar diciembre de 2024, registrando una tasa anual de 4.44%. Este resultado marca el nivel más bajo para este periodo desde 2022 y refleja un avance en el control de los precios generales en la economía.
Sin embargo, a pesar de esta tendencia positiva, persisten desafíos en la inflación subyacente, un indicador que excluye elementos volátiles como alimentos y energía y que mide las presiones inflacionarias de largo plazo. Este componente presentó un incremento quincenal de 0.50%, el más alto para una quincena similar desde 2022. Los precios de las mercancías, especialmente, experimentaron aumentos notables, posiblemente afectados por la reciente depreciación del peso mexicano frente al dólar.
En contraste, la inflación en servicios mostró una desaceleración, con una tasa quincenal de 0.56%, la más baja en varios años para este periodo. Los servicios relacionados con vivienda y otros sectores registraron incrementos menores, consolidando un panorama mixto para este indicador.
Por su parte, la inflación no subyacente, que abarca productos agropecuarios y tarifas gubernamentales, también registró una desaceleración. Este índice reflejó una inflación quincenal de 0.16%, destacando las reducciones de precios en productos como la papaya, el tomate verde y el chile serrano, que presentaron disminuciones importantes. No obstante, algunos servicios, como el transporte aéreo y los servicios turísticos, registraron alzas significativas, impulsadas por factores estacionales y de demanda.
A pesar de los avances, el panorama inflacionario aún enfrenta retos. Las presiones en los precios subyacentes y la influencia de la depreciación del peso mexicano sugieren que persisten riesgos en ciertos sectores de la economía. Ante este escenario, será crucial mantener un monitoreo constante y tomar medidas oportunas para garantizar la estabilidad de precios en el futuro cercano.